Dedicado especialmente a cada educador y educado, a padres e hijos, a hombres y mujeres:
No confundas . . .
miedo con respeto,
temor con obediencia,
silencio con aceptación,
timidez con cobardía,
sensibilidad con debilidad.
Por eso, para educar, explica, para explicar dialoga y para dialogar escucha. El respeto, se gana dando ejemplo; la obediencia, no debería verse como un mandato, si no como una colaboración; el silencio, debería interpretarse como una reflexión o una falta de entendimiento; la timidez es una manifestación de falta de confianza y la sensibilidad es una virtud.
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